jueves, 7 de febrero de 2008

Buenos Aires - Barcelona 2004/2005

Este salio en un flyer de go to indie.

Esta historia es parte de uno de los mejores momentos de mi vida. Hay dias qeu puedo afirmar que fue real. En cambio, por momentos, creo que fue una alucinacion hija de mis actuales facultades mentales alteradas.

Era principios de 2004, los dias en Buenos Aires comenzaban a ser mas largos y coloridos.

Comence a trabajar en una feria. Fue un domingo extraño, sol radiante y con una suave brisa que venia del Rio. La feria como todos los domingos, superpoblada de gente. El puesto vecino lo atendia una chica nueva.

Se llamaba Maria Eugenia dueña de una sonrisa tan esplendida como mortal, tan encantadora y atractiva como pocas. Demasiado linda para ser real.

La tarde repentinamente se cubrio de nubes negras y la brisa se transformo en viento. Todos se fueron. Como no tenia quien venga a buscarme decidi quedarme a esperar. Y resignarme a la lluvia proxima a caer. No tenia nada que perder en esos dias.

Las calles quedaron desiertas, de gente y de puestos. A mi lado solo quedaba Maria Eugenia inmune a la desolacion y el mal tiempo. Con su radiante sonrisa desafiando al temporal inminente.

Me acerque a charlar, fue cuando(los echos que voy a relatar no puedo asegurar si ocurrieron o no).

Todo comenzo cuando tan solo su sonrisa pudo cambiar el destino de temporal esa tarde. Si! El sol resplandeciente y poderoso aparecio, las nubes se disiparon misteriosamente y la suave brisa junto a su calides hacian un momento increible.

Todo era tan extraño que no podia comprenderlo, la posibilidad de razonarlo era imposible y sin sentido.

Tal era mi confusion que decidi invitarla a caminar, no se como pude articular algunas palabras en ese momento, solo habiamos hablado muy poco.Casi por el astio de la tarde. Dejamos todo y nos dirigimos al rio cercano e inmenso. Las cuadras que nos separaban del Rio estaban tambien desiertas, casi no cruzamos palabras. Pude sentir, cuendo me abrazo, su piel tibia y suave.

Todo quedaba atras, el destino era el Rio que estaba a pasos. Nos sentamos y algo charlamos. No puedo recordar que. No creo que nunca pueda recordarlo.

Quizas nunca existio esa charla.

Solo puedo afirmar que el Rio fue testigo de nuestro primer y repentino beso. Luego nos despedimos y quedamos en volver a vernos.

Vinieron los mejores dias, los dias nunca soñados por cualquier mortal. Hasta incluso por los pobladores del Hasgar o Monte Olimpo.

Fue un desborde de felicidad. Quizas fuimos demasiado felices y pecamos de soberbios. Hasta las divinidades podrian habernos envidiado. El destino nos tenia reservado un terrible camnio, hijo de nuestra pequeña soberbia posiblemente. Y asi mi querida y amada Maria Eugenia decidio terminar todo. No podia soportar estar feliz. Era parte de su lado que no queria conocer y temia conocer. Se despidio con su sonrisa, en ese momento impune.

fue muy duro comprenderlo. Su sonrisa era casi mortal, casi tan mortal como la esperanza. Para describir el dolor de ese momento no hay palabras.

Sin ella, sin su sonrisa, sin su suave y tibia piel, sin tardes de sol cerca del Rio no tenia sentido seguir en Buenos Aires, ni en otro lugar quizas.

Mi forma de evadir ese triste y repetentino momento fue el exilio. Un auto exilio.

Ya que tenia la posibilidad de un trabajo en Barcelona. Decidi irme, llegue para instalarme en un lugar muy parecido a una pension y resignarme a un trabajo agotador. Era una buena combiancion, junto a la distancia, para escapar a los agobiantes recuerdos de ella.

Fueron 6 o 7 meses, el lugar dodne vivia estaba en una calle estrecha lejos del centro de la ciudad. Era verano y el sol cauna en esa tarde agotadora. Frente a la entrada de la casa estaba Maria Eugenia armada con su radiante sonrisa.

Estaba tan confundido, que mis meses de atormentado exilio se borraron en un instante. Lo que añoraba verla, lo que extrañaba su voz, estaban casi frente a mi. La agobiante tarde quedaba tras, se transformo en un anochecer encantador de otoño pero en pleno verano, solo falta el inmenso Rio.

Apenas pude hablar, no podia salir de mi asombro. Y menos reaccionar. Ella solo me pidio que vuelva a Buenos Aires porque era mi lugar.

Solo eso, era mi lugar. Pero que no era nuestro lugar aclaro. No se como llegue a decirle que sin ella, su mortal y esplendida sonrisa no tenia sentido estar alla.

Me dejo un sobre con un pasaje a Buenos Aires. Y fue sin decirme adios, sin besarme y desaparecio por la estrecha calle.

La compasion de ella fue infinita. Al menos seguia sintiendo algo por mi, compasion nada mas.

Tome la decision de volver a mi Buenos Airess. Junte mis cosas y fui hacia el aeropuerto; el vuerlo salia en solo 6 horas. Perturbado por su presencia fantasmal y por la esperanza.

El vuelo fue eterno. A cada segundo mi ilusion aumentaba, hasta llegar a mi destino. Comprendi que esta vuelta era parte de los echos que no podia saber si fueron verdaderos. Y que no hay forma de explicar las sensaciones y sentimientos al volver a verla, en la lejana Barcelona y que todo aquel forzado y triste exilio real o no, solo fue un pequeño e infimo detalle.

Volvia a ver el inmenso Rio y hasta tener la esperanza de que una tarde amenazada por un temporal se transforme repentinamente en la mas maravillosa tarde de mi vida.

Ya paso mucho tiempo, en Buenos Aires, y todas la tarde son iguales. Se repiten durante primavera, verano, otoño e invierno. El Rio sigue siendo inmenso pero es solo un recuerdo. Y la esperanza es un mal eterno.

En fin todo fue algo tan increíble y maravilloso que nunca lo llegue a soñar.

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