Los dos sabiamos lo que estabamos haciendo.
Sin embargo, lo hicimos igual.
Fue solo un disparo, lo recuerdo.
Estabamos en un Quinto Piso, los vecinos habian salido de compras como todos los sabados por la noche, lo tenias todo planeado: Musica a todo volumen, Tu cuarto perfectamente en desorden, hasta te cortaste el pelo y te habias puesto la remera que tanto tedije que me gustaba. Era el momento perfecto, y yo era la excusa perfecta(el blanco perfecto...).
Habias cerrado los ojos, bala en recamara, tus labios sangraban el rencor de tus dientes.
-Es hora ya!
-Terminemos con todo de una vez!-Grité
Miraste de reojo, tal vez querias mirarme por ultima vez. Pero los dos estabamos seguros que despues de eso no habia recuerdo que valga, ni remordimiento por el cual arrepentirse.
Fue solo un segundo, el arma nos tomo por sorpresa a los dos.
Estoy seguro que no quisiste fallar: Cara correctamente alineada y posicionada, atencion focalizada en las miras estaticas sobre el blanco, dedo fijo sobre el disparador con decision de ejecucion. El tiro debia ser perfecto.
Las lagrimas de a poco fueron ocupando los espacios vacios de la sala, mi cuerpo en el suelo, las manos sobre mi cabeza, mi nariz entre mis rodillas.
Es verdad, ya no habia de que preocuparse.
El disparo( las palabras) , en silencio, hizo que la sangre cayera de mis oidos, deslizandose sobre mis dedos, estoy seguro que mas alla de tus dudas, te dio placer verme morir desangrado.
Despues de haber jugado tantas veces, era hora que las reglas caigan sobre mi.
-Lo nuestro terminó- Gatillaste.
Descargaste.
Fue un disparo, uno solo, pero directo al corazon.
lunes, 30 de junio de 2008
Disparas palabras.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario